La naturaleza es terapéutica y sus efectos positivos sobre el desarrollo infantil son de sobra conocidos. Te dejamos 6 buenas ideas para disfrutar de ella en familia.
Son muchos los beneficios que el contacto con la naturaleza aporta a los niños: estimula la capacidad de atención, favorece su desarrollo psicomotor y cognitivo, además promueve la formación de nuevas conexiones neuronales.
La naturaleza nos aleja por un momento de la vida frenética y nos permite descubrir el mundo con más calma, con paciencia. Parece una locura, pero últimamente se habla ya de niños deprimidos e incluso estresados, pues se han contagiado del ritmo acelerado de sus padres. Como remedio para este mal moderno, una excelente cura es pasar ratos en la naturaleza: pisar y ver “verde”, relajar el ritmo, dejar que los niños exploren y descubran a su aire, sin el bombardeo constante de estímulos que reciben en su día a día.
Para disfrutar en familia de un buen rato en la naturaleza no hace falta hacer actividades de riesgo ni planes muy elaborados. Aquí van 6 ideas sencillas, que se pueden practicar en la playa, bosque o cerro e incluso en un parque o plazas cercanas. ¿Se animan?
A los niños les encanta jugar a los exploradores y la montaña o el bosque son los escenarios perfectos. Buscar huellas de animales, contemplar telas de araña, descubrir bichitos bajo las hojas o piedras… ¡las posibilidades son infinitas!
2 – Abrazar un árbol
Es un clásico, pero relaja mucho y a los niños les encanta. Además, lo pueden transformar en una especie de “ritual”, haciéndolo la forma de saludar al bosque al llegar.
Seguro que alguna vez has escuchado música relajante que incorpora sonidos de la naturaleza y el agua que corre es un clásico que no falta nunca. Los animamos a dar un paseo por un río o un arroyo y a sentir todos juntos ese efecto en vivo y en directo. Además, los pequeños se divertirán mucho mojándose y descubriendo toda clase de plantas y bichitos acuáticos.
4 – Escuchar en silencio
En nuestro día a día apenas hay espacio para el silencio. Atrévete a despertar tus sentidos y los de tus hijos escuchando los sonidos de la naturaleza. Pueden ir a un bosque y descubrir juntos el sonido de las ramas al moverse por el viento, de los pájaros cantar, de las corrientes de agua y de las hojas bajo sus pies al avanzar.
Sin miedo, ¡nada pasará por ensuciarnos un poco! Caminar con los pies descalzos sobre la tierra y la hierba es un ejercicio muy sano y liberador y a los pequeños les encanta, ¡más si lo hacen en familia!
6 – Sacar el lado artístico
La naturaleza inspira, así que inviten a sus niños a dar rienda suelta a su creatividad. Pueden llevar papeles y lápices, elegir una piedra cómoda y sentarse a dibujar, o bien recoger elementos del paisaje (hojas secas, ramitas…) para hacer entretenidos collages.
Fuente: www.serpadres.es