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Durante siglos Chile fue considerado, incluso por sus propios habitantes,  como un territorio «insular», circundado por grandes barreras naturales, una gran cordillera, un inmenso océano, el desierto más árido del planeta y los hielos patagónicos, aislado del mundo.

Una realidad geográfica que influyó por décadas en nuestra forma de enfrentarnos al resto del globo, como un pueblo ajeno al mundo que corría vertiginosamente hacia el “desarrollo” al norte del Ecuador.

Crecimos como una comunidad de alguna forma marginada de las bondades de esta modernidad con grandes dificultades para poder insertarnos en este mundo que avanzaba, pero a la vez protegidos de sus conflictos, enfermedades e incertidumbres.

Las generaciones mayores se educaron mirando por la ventana lo que ocurría en las regiones más avanzadas con la ambición de poder emular las cosas positivas y con la confianza de que nuestra condición «provinciana» nos permitiría no sufrir los costos de este nuevo orden. 

Sin embargo el mundo cambió, y cambió incluso más allá de lo que pensábamos. La tecnología permitió la globalización del conocimiento y la caída de las barreras de la información, ya todos pueden saber exactamente lo que ocurre en otro lugar del mundo en tiempo real. Esto sumado a una acelerada expansión demográfica han propiciando la explosión de una agresiva cultura de consumo global, fuertemente apuntalada en el endiosamiento de la moda y su dinámica  de cambio por temporada, alimentando una enfermiza necesidad de renovación de los bienes e incentivando la cultura de lo desechable como una forma de perpetuar, dinamizar y acrecentar los retornos económicos.

Hoy la aspiración de consumo es global y ha empezado a colonizar nuevas regiones y latitudes, el mundo ya no es tan extenso. Chile ya no es una provincia lejana, nuestros jóvenes ya no reconocen fronteras y no conciben un mundo inalcanzable, lo ven cercano, propio, y natural y en muchas formas exigible. Somos parte de un único mundo diverso, de sus cosas buenas pero también de todos sus problemas globales en sus  dimensiones ambientales, económicas y sociales.

Esto plantea un gran desafío al mundo y especialmente a sociedades como la nuestra, vivimos muchos de los problemas de las naciones ricas pero aún no podemos considerarnos en parámetros convencionales una de ellas.

En la actualidad nuestro supuesto “subdesarrollo convencional” no nos excusa ni nos permite evadir nuestra responsabilidad individual frente a temáticas, sociales, ambientales o económicas de impacto global. De hecho nos  plantea un desafío mayor para hacernos cargo pero nos entrega la oportunidad de aportar con una nueva perspectiva y nos invita a ser reales protagonistas del cambio.

En este nuevo mundo Klean Kanteen comenzó su trabajo en Latino América, con la convicción de que nuestro mensaje toca a cada región del planeta y que nuestras propuestas  hacen frente a temas atingentes a todas las naciones y que constituyen desafíos comunes para toda la humanidad.

En Klean Kanteen buscamos entregar soluciones concretas y prácticas que permitan reducir el uso de elementos desechables, tóxicos y contaminantes en el manejo individual de  alimentos y bebidas pero sin embargo esa no es la principal y única fuerza que nos mueve.

Creemos firmemente que a través de pequeñas acciones podemos inspirar y movilizar a las personas, independiente de su condición y origen, para que reflexionen respecto a lo que hacen y el impacto que tienen sus decisiones particularmente de consumo. 

A través de nuestros productos queremos entregar una herramienta que promueve un cambio concreto de hábitos en la vida diaria, revindica la importancia clave de la cultura de la reutilización y el consumo responsable y aliente a las personas a dar un paso pequeño que constituya el principio de un cambio cultural de largo plazo.

Estamos seguros también que los grandes cambios en la sociedad se logran cuando muchas personas en forma individual toman conciencia de su responsabilidad y hacen pequeñas modificaciones en sus vidas que en su conjunto movilizan y motivan al resto para crear nuevas y mejores soluciones.

Estamos orgullosos de partir nuestro trabajo con Klean Kanteen en Chile, una comunidad con una alta riqueza y conciencia ambiental, con valores de solidaridad y colaboración fuertemente arraigados y con una energía y fuerza que nos permitirá proyectar exitosamente nuestras ideas al resto de Latino América y así contribuir con una nueva y fresca visión a un movimiento mundial que busca y construye una nueva y mejor forma de hacer las cosas.